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Javier Duarte y la mentira: un premio falso “a la honestidad”, un doctorado que tampoco aparece

22/02/2017 - 12:58 pm

Entre las cosas que se encontraron en la bodega, presuntamente propiedad de Javier Duarte, destaca el premio «Rising Star», otorgado por la organización internacional Campaigns & Elections. El ex Gobernador de Veracruz presumía que la presea se le habían otorgado por su trayectoria, pero  una carta de Alejandro Rodríguez Ayala, editor de la revista Campaigns & Elections en Español, lo desmintió. El ex mandatario también se jactaba de poseer un postgrado en el área económico-financiera por la Universidad Complutense de España; sin embargo, en el registro de profesiones de la Secretaría de Educación Pública (SEP), únicamente aparece cédula profesional por su licenciatura en Derecho (3533465). Pasaportes falsos, paz falsa (“Frutsis y Gansitos”), protección falsa de periodistas: la historia de Duarte fue aceitada, siempre, por la mentira. Eso se sabe hasta ahora.

Por ​Ignacio Carvajal

Coatzacoalcos, 22 de febrero (SinEmbargo/BlogExpediente).– Lo suyo fue saquear, pero también mentir. Engañarse y engañar al que se dejara. Ese fue Javier Duarte de Ochoa, ex Gobernador prófugo de la justicia desde hace más de 120 días, y quien además de ladrón, ahora queda evidenciado como un mitómano compulsivo.

La carta enviada aesta redacción por Alejandro Rodríguez Ayala, editor de la revista Campaigns & Elections en Español, parece confirmarlo. Desmiente que esa organización, con reconocimiento internacional, hubiera premiado la trayectoria política de Javier Duarte de Ochoa, con la consecuente entrega de la presea «Rising Star».

La carta llegó a raíz de la divulgación de una foto de la presea, tomada en la bodega decomisada por las autoridades en la ciudad de Córdoba, en la que se lee dedicatoria al Gobierno de Veracruz y la leyenda: «Soy Honesto».

Más abajo, el nombre de la organización Campaigns & Elections, que cada año premia a «consultores políticos”. Y por eso el editor aclara que «el premio que aparece en su edición con nuestro logotipo y la leyenda Rising Star 2011 es falso».

La organización ha premiado a personas como James Carville, David Alexrod y Jon Favreau, pero nunca, jamás, a un doctor Javier Duarte de Ochoa.

En el 2011, puntualiza el editor, «fue otorgado a 4 consultores hispanos con base en su trayectoria, por lo cual agregar una leyenda, la que sea, resulta improbable».

En la carta se anexa una imagen de las estrellas entregadas por la revista, y no se parece en lo mínimo a la encontrada por las autoridades veracruzanas en la bodega de Córdoba, junto a los diarios de Karime Macías.

«Por tanto, rechazamos de manera tajante haber entregado un ‘premio’ como el que muestran con la leyenda «soy honesto» al ex gobernador de Veracruz. De manera oficial, la presea mostrada no concuerda con nuestras estatuillas ni con los lineamientos, que-repetimos- sólo se entregan en lo personal y a quienes tienen menos de 35 años», finaliza Alejandro Rodríguez Ayala.

No hay datos de cómo llegó ese «premio» a manos de Javier Duarte de Ochoa. El que, además, se muestra con la leyenda «soy un hombre honesto», aunque hoy en día sea buscado hasta por Interpol por daño patrimonial a las arcas del gobierno de Veracruz y lavar dinero.

Sin embargo, su sexenio, autopremiarse y recibir premios resultó políticamente rentable aunque esos reconocimiento redundaran en más descrédito, como pasó con el recibido en abril del 2013 de parte de la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos, ceremonia en la que varios directivos lanzaron incienso al Gobernador que ya entonces era acusado de su implicación, por acción o indolencia, en el homicidio de más de 10 periodistas, la desaparición y desplazamiento de otros tantos a causa de la violencia y amenazas de autoridades.

Entre quienes entregaron la distinción, en primera fila, Oscar Rodríguez, dueño de los diarios AZ de Veracruz, quien igualmente figura en la lista de proveedores que reclamaron pagos millonarios a finales del sexenio de Duarte de Ochoa. En su cuenta anotó facturas por 27 millones de pesos que le dejó pendientes Duarte de Ochoa y que Miguel Ángel Yunes Linares se niega a pagar.

“Todos los homicidios de periodistas en Veracruz están resueltos”, dijo Javier Duarte de Ochoa en la ceremonia para recibir su “chayo-premio”, como calificaron en redes sociales la intentona de los empresarios mediáticos por lavar la imagen del Gobernador; organizaciones como Periodistas de A Pie, Artículo 19 y recientemente Reporteros Sin Fronteras, han documentado la realidad de los comunicadores en Veracruz, con bajos salarios y condicione laborales de alto riesgo, así como la serie de vicios en los expedientes de los reporteros asesinados.

En su último libro, “Ejecuciones de periodistas: Los expedientes”, de Ricardo Ravelo, quedan claros los vicios de origen en la integración de los expedientes de la Fiscalía General del estado, antes Procuraduría.

Y mientras Duarte de Ochoa decía al mundo que su gobierno sí protegía al periodista, su vocera entonces, Gina Domínguez Colio, ante los primeros homicidios, recomendó a dueños de diarios veracruzanos despedir a los periodistas bajo riesgo, fuera por amenazas directas de la delincuencia o porque presuntamente contaban con nexos en el bajo mundo, también se les boletinó para que no los contrataran en otras ciudades del estado. Cuando varios de esos reporteros salieron de sus lugares de origen, desplazados por el riesgo, y buscaron empleo en otros municipios, no lo consiguieron.

Javier Duarte se jactaba de poseer un postgrado en el área económico-financiera por la Universidad Complutense de España; sin embargo, en el registro de profesiones de la Secretaría de Educación Pública (SEP), únicamente aparece cédula profesional por su licenciatura en Derecho (3533465).

En los registros de la Complutense tampoco se encuentran datos de un Doctor Javier Duarte de Ochoa o maestro; sin embargo, al concluir su gestión, buscó crear miles de plazas para afectar aún más las finanzas endebles heredadas al nuevo gobierno, y dejó deuda pública registrada ante la SHCP por 41 mil millones de pesos; pasivos con proveedores por más de 11 mil millones, que pretendía fueran pagados con impuestos productivos.

En su Gobierno no se inauguró ni una sola obra de impacto social notable. Hospitales, carreteras y escuelas, todo quedó en primera piedra, pero los recursos aportados por el gobierno federal, no aparecen y por ello Duarte también falseó información ante la Auditoría Superior de la Federación para intentar librar las denuncias penales en su contra, más de 26 al cerrar en diciembre pasado.

En junio de 2016, la ASF acusó al de Duarte de Ochoa, de ser el gobierno más desastroso en manejo de recursos públicos, igualmente, señalaron que buena parte del recurso que regresó a las cuentas de los programas para dejarlo a disposición de la Tesorería de la Federación, después de dar aviso a la ASF, en cuestión de horas o días era retirado y enviado a otras cuentas del gobierno del estado o de mismos funcionarios, como una estrategia para simular solventaciones, pero la ASF notó la práctica sistemática y lo denunció.

“Todas las observaciones efectuadas al @GobiernoVer por la ASF han sido solventadas o se encuentran en proceso de solventación (…) Las observaciones de la ASF que han terminado en denuncias, han sido esclarecidas ante la autoridad ministerial correspondiente”, dijo el seis de junio de 2016 el ex gobernador en su cuenta de Twitter; el 15 de febrero pasado, la ASF publicó los resultados de la fiscalización a la Cuenta Pública 2015, y el de Veracruz, otra vez, con un quebrando por 7 mil 704 millones, lo que se abona a lo no solventado a las cuentas 2011, 2012, 2013 y 2014, dando un total de 34 mil 057 millones de pesos, con lo cual Veracruz es primer lugar en administraciones con mayor presunto daño patrimonial.

Parte de ese recurso –ahora se sabe- terminó en cuentas de empresas fantasmas creadas por Javier Duarte, su esposa, sus prestanombres y una red de lavadores de dinero. Son más de 600 consorcios falsos a los cuales Duarte les inyectó dinero por obras y servicios que los veracruzanos no disfrutaron pues no existieron pero sí se pagaron.

“Aquí no pasa nada”, en Veracruz, “sólo se roban frutsis y pingüinos del Oxxo”, machacaba Javier Duarte en la prensa local cuando se le cuestionaba sobre la ola de violencia y el mar de sangre que fue su administración. Desapariciones forzadas, sicariato, fosas clandestinas, tráfico de droga, secuestro y batalla sangrientas entre grupos antagónicos por las ciudades más importantes… nada de eso existía en el mundo de Javier Duarte de Ochoa. Mundo falsó del cual tuvo que escapar.

Al terminar su mandato, el secretariado Ejecutivo para el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) contabilizó 620 secuestros 5 mil 617 homicidios dolosos, la mayoría asociados a ejecuciones y ajustes de cuentas entre delincuencia, pero también, civiles y víctimas de esa violencia voraz tolerada desde el palacio donde Duarte y Karime Macías gobernaron.

El 12 de octubre, frente a las cámaras de Televisa, Duarte de Ochoa anunció solicitud de licencia, “no voy a huir”, “haré frente a la justicia y me defenderé”, palabras más, palabras menos, pero Duarte volvió a falsear la realidad, y escapó. “Duarte era mi amigo, pero me engañó”, respondió el gobernador sustituto, Flavino Ríos Alvarado al reconocer que le había facilitado un helicóptero a Duarte sin saber sus planes de fugarse con su esposa Karime Macías Tubilla, la autora de los polémicos diarios donde da cuenta de las estrategias para robar el dinero del gobierno y distribuirlo entre su red de prestanombres.

Ahora la Interpol y la PGR lo buscan en varios países, con una recompensa de 15 millones a quien aporte datos para su captura. En medio de toda su falsedad, y el escándalo de su fuga, a finales del 2016, las autoridades detuvieron a un familiar de la ex primera dama en poder de dos pasaportes. En el documento se miraba la cara de Javier Duarte de Ochoa pero bajo el nombre de Alex Huerta del Valle.

Paz falsa, economía fuerte falsa, libertad de expresión falsa, posgrados, pasaportes y premios falsos. Ese es el mantra de Javier Duarte de Ochoa. ¿Quién le enseñó a mentir? Un trabajador del aeropuerto Heriberto Jara cuenta la anécdota que lo deja muy claro: “Después de ser diputado local, hace casi 30 años, sin cargo para salir en los periódicos y en la radio, Fidel Herrera Beltrán tomaba un maletín, se ponía su traje corte sastre, y muy temprano, se venía al aeropuerto para pasearse delante de los reporteros que cubrían la llegada o salida de pasajeros con cargos públicos o notables, éstos rápidamente pescaban el anzuelo del cuenqueño y lo entrevistaban de cualquier tema con tal de llevar nota, y él marcaba su agenda pública.

“Voy a la ciudad de México a realizar unas gestiones”, solía decir Herrera Beltrán en esas entrevistas, pero era un falso viajero, cuando terminaban las entrevistas, a la menor oportunidad, se escabullía sin abordar el avión. “Duarte no era lo que yo esperaba”, “hizo cosas que no tenía que hacer”, dijo, resignado, Fidel Herrera en julio pasado, también en la mira por el escándalo de las quimioterapias falsas.

Redacción/SinEmbargo
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